Colegio Nacional de Niñas

Manzana histórica y cuna de cultura, así se le reconoce al territorio rodeado hoy por las calles Mcal. Estigarribia, Iturbe, Pdte. Franco y Yegros, que ubica al actual Colegio Nacional Asunción Escalada como parte del patrimonio edilicio, cultural e histórico de Asunción y de nuestro país. En esta manzana se asentó la primera Escuela Municipal de Niñas que se conozca en el Paraguay, luego el primer Colegio secundario del país, el Archivo Nacional de Asunción y la primera Escuela de Derecho, que más tarde pasaría a ser Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Asunción, y en donde finalmente se asentaría el Colegio Nacional de Niñas, entre otras instituciones.

El 19 de enero de 1853, el entonces Presidente de la República, Carlos Antonio López, por decreto y ante la muerte de quien fuera su propietario, ordenó la realización de la tasación para la venta, por medio de pregón y remate al mejor postor, del predio en cuestión. Resulta que su titular, el Sr. Agustín Trigo, había fallecido sin dejar herederos. Fue así que la propiedad la adquirió Francisco Solano López, oficializando su posesión el 31 de marzo de 1853.

En esa finca se construyó la residencia para la compañera de López, Elisa Alicia Lynch, que la empezó a habitar en 1862, abriendo sus puertas a personalidades nacionales e internacionales famosas de la época, para participar de bailes, encuentros culturales, obras teatrales, recitales de música en donde el talento de Madame Lynch al piano, deleitaba a sus invitados. Teniendo en cuenta las gestiones de Elisa para adquirir violines, así como para propiciar el espacio para los ensayos, se supone que la primera orquesta de cuerdas del Paraguay se formó gracias a su iniciativa.

Pero ese lugar no solo albergó educación y arte. La cruenta y avasallante guerra de la Triple Alianza, iniciada en 1865, envolvió en terror y sangre al pueblo paraguayo. Y la ocupación de Asunción por parte de las tropas aliadas motivó la confiscación de todos los bienes de los López y sus allegados, haciendo de esa residencia un hospital del ejército brasileño en 1869. Tras finalizar la guerra, el 4 de mayo de 1870, el triunvirato provisorio conformado por Carlos Loizaga, José Díaz de Bedoya y Cirilo Antonio Rivarola, decretaría que los bienes de la familia López, así como los adjudicados a Madame Lynch, quedaran embargados pasando a ser propiedad del Estado paraguayo.

Dos años antes, Asunción era evacuada por la ocupación enemiga y uno de sus principales educadores, junto a una parte de su familia, se unía a la caravana de López. Juan Pedro Escalada, santafecino de nacimiento y paraguayo por adopción, con una gran labor educativa a comienzos del siglo XIX en nuestra capital y con participación en la firma del acta de la independencia nacional, transitaba de pueblo en pueblo con esa honda tristeza de los ilustres, quebrando el horror de la guerra con su confianza en la educación. Y fue con esa convicción que decidió quedarse en la ciudad de Atyra, para continuar enseñando a niñas y niños, con la colaboración de su nieta de 18 años, la joven Asunción Escalada.

Don Escalada, afectado en su salud, resolvió regresar a la capital y al poco tiempo falleció, siendo enterrado en la Catedral de Asunción. Y su nieta, Asunción Escalada, con el magisterio bullendo en sus venas, asumió como Directora de la primera Escuela Municipal de Niñas en 1869, dejando un gran legado al punto de convertirse con el paso del tiempo en protagónica y permanente habitante de ese mismo predio que, tras el paso de varias otras instituciones educativas, en 1952 comenzó a alojar al Colegio Nacional de Niñas Asunción Escalada, que en la actualidad recibe tanto a mujeres como a varones, conservando el nombre de la educadora.

En esa década del ’50, nuestro país estaba dividido, con una buena parte de sus habitantes en prisión o en el exilio luego de la sanguinaria Guerra Civil del ’47. La derrota de la insurrección contra las fuerzas dictatoriales moriniguistas constituía el antecedente inmediato del terrorismo de Estado comandado desde 1954 y durante los siguientes 35 años por Alfredo Stroessner. En ese marco y con una cultura patriarcal sumamente arraigada en nuestra población, en las paredes del zaguán del Colegio Nacional de Niñas, en 1957, irrumpen imágenes de mujeres protagonizando alfabetización, realizando trabajos de cuidado, como obreras ineludibles en la construcción de una sociedad más justa, tanto en el campo como en la ciudad. Es el mural realizado por la artista Olga Blinder, que permanece hasta hoy en el sitio, marcado con las huellas del tiempo y los avatares de la historia nacional.  Y al que Carmen Soler le dedicaría un poema publicado en 1970 con el título de “Al pincel sobre el muro”.

En sus versos, el lenguaje poético dialoga con la expresión plástica para hablar del arte como un pincel con nombre de futuro que cuanto roza en vida se trasforma y que trae al presente antiguas claridades, realza en sombras un presente oscuro. En esta danza orgánica e irónica entre pasado y futuro, utilizando al mural de Olga Blinder como significante, la poeta escribe:

Es un pincel de antiguo y nuevo cuño,
es el pincel de siempre, el verdadero,
que en cada tiempo encuentra su madero
a la vez atrevido y oportuno.

Ubicándonos en este turbulento inicio de década, podemos afirmar que Carmen y Olga nos traen viejas novedades, escarbando en nuestras vergüenzas respecto a las ignominias no superadas, a cuestiones no resueltas aún, y a la vez, desafiando la linealidad temporal para demostrar cuánto futuro habitó en la vida de estas mujeres creadoras e irreverentes y cuánto pasado habita en las nuestras. Articular históricamente lo pasado significa adueñarse de un recuerdo “como relumbra en el instante del peligro”, tal como afirmaba Walter Benjamin, el pasado es un hacer que sigue viviendo.

Colegio Nacional de Niñas

En una carta de 1958, dirigida a Olga, nuestra poeta alega “nuestro tiempo no es el tiempo de la puntilla y el rococó, sino el del alambre de púa. Y yo quiero arte para este tiempo nuestro. Forzosamente tiene que ser un arte ‘erizado’. Nuestra obra tiene que sacudir, movilizar, obligar a pensar, hacer sentir”.

Aquellos comienzos de esa manzana histórica y cultural, en donde la poesía, el teatro y la música se conjugaron para luego sentir el atropello del terror a sangre y fuego, hasta sacudirse y reiniciar, en ese mismo predio, la producción de educación, cultura, conocimiento que hasta hoy se extienden, se mantienen latentes en contradicción y horizonte, con el mural que sobrevive en ese viejo zaguán y sobre el cual Carmen Soler concluye:

Es un pincel sincero y yo procuro
decir lo que su fibra anhela y siente:
tener siempre esa mano y esa frente
que lo lleven cantando sobre el muro. 

Colegio Nacional de Niñas
Manuscrito de Carmen Soler. Archivo de Luis Casabianca, del acervo del Partido Comunista Paraguayo. Al pincel sobre el muro fue incluido en Poemas (1970, Montevideo), La alondra herida (1995, Asunción), Poesías reunidas (2011, Asunción) y en Antología poética (2016, Buenos Aires).

Redacción

Investigación de sitios y redacción  / Najeeb Amado. 

Edición

Noelia Cuenca.

Bibliografía

  • Benjamin, W. (1892-1940). Tesis de Filosofía de la Historia. Tesis 6. Obtenido de http://pdfhumanidades.com
  • Martínez Fleitas, R.E; Coronel de Vuyk, A.; Génes Melgarejo, G.L. (2008). Pequeñas Historias, Grandes Recuerdos. Breve Reseña Histórica de Anécdotas Educativas y Culturales de la Manzana del Colegio Nacional de Enseñanza Media Diversificada "Asunción Escalada". Asunción: Colegio nacional E.M.D. "Asunción Escalada".
  • Oddone, B. R. (24 de julio de 2011). Diario ABC Color. Obtenido de https://www.abc.com.py/edicion-impresa/suplementos/cultural/asuncion-escalada-287305.html
  • Real Academia de la Historia. (s.f.). Obtenido de http://dbe.rah.es/biografias/41737/juan-pedro-escalada
  • Retamoso, R. (1998). Benjamin y la perspectiva materialista en el análisis de Baudelaire. Revista Anuario, 1. Rosario: Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, Escuela de Comunicación Social, Universidad Nacional de Rosario, Arg. 

Fotografía

  • Fachada sobre Iturbe / jma.gov.py.
  • Niñas en el patio / Archivo de Celia Escobar Schaerer.
  • Placa del CNAE / Miel Amado Cuenca.
  • Mural de Olga Blinder / Diego Segovia.
  • Fachada con niña mirando mural / Noelia Cuenca.
  • Montaje de imágenes de inicio / Marthu Miranda